¡Hoy celebramos nuestro primer año! Desde Kalma Fisioterapia queremos dar las gracias a tod@s l@s que lo han hecho posible y han puesto su confianza en nosotros. No vamos a hablar del balance de este año, aunque ha sido muy positivo en muchos aspectos, mas bien, me gustaría decir por qué hoy estamos aquí.
De arena y sal nace la historia de Flora.
De familia humilde de Pedro Barba, marinera y conservadora. La sexta de ocho hermanos.
En su camino hacia la adolescencia se encontró con Ray, de “fondo” batatero, el amor de su vida. Él, de principios fuertes, noble y de corazón infinito. Da todo y más de lo que tiene. Gran combinación los dos.
Aunque esto no es una biografía, es una carta sobre su legado, de un camino trazado, de un agradecimiento a la vida.
Tuve la suerte de poder disfrutar 19 maravillosos años de ti, de tu energía (la gente que te conoció sabe de que hablo). El recuerdo que tengo tuyo es siempre luchando por lo que creías, por un mundo mejor para todos. Apoyando visitas médicas de usuarios, asistiendo a reuniones con un fin humanitario, e infinitas cosas en las que estabas metida y desconozco todavía.
A día de hoy, sigo escuchando tu voz, esa voz que no se podía silenciar, que no podían callar, que sabía que siempre nos esperaba algo mejor.
Recuerdo cuando alguna vez que no te quería compartir, me decías: “tú tienes todo, hay gente que de verdad nos necesita”. En ese instante no lo entendí. Hacías referencia al momento, al hoy, a lo que vivimos, a la solidaridad, a ser un mundo mejor, juntos.
Cuando vi lo que habías hecho con solo 49 años, supe que viviste de verdad, de forma plena, luchando por lo que creías, con un amor que no acaba, un amor que no entendía de razas, sexos, y circunstancias. Ser una única familia.
Hoy quiero dar gracias a la vida por ti. Por siempre estar, por haberme enseñado la importancia del “todos” mas que el “yo mismo”. Gracias por enseñarme que estamos en este mundo para vivir en armonía con los demás, y mostrarme un camino desde el que puedo ayudar.
Me quedo con tu frase de la figura del salón ( Sé que no la pusiste de casualidad):
“EL AMOR NO PASA NUNCA”
De rofe y tierra nace la historia de Ray.
De familia más que humilde, agricultora de San Bartolomé, de padre José medianero y madre Lucía vendedora en el antiguo mercado, el pequeño de 4 hermanos de 1951.
“El niño” vivió la precariedad de la época, con solo 7 años infancia al hombro se puso a trabajar, a los 11 ya ganaba más que su padre de electricista. Pero antes tuvo que irse con su hermana a vivir a Arrecife. Infancia pérdida sin su familia, siempre recuerda con tristeza como le ponía mil pesetas a su padre en el bolsillo para que invitara a una ronda, puso la instalación de la luz a su querida calle Calderetas, y llevo la primera televisión de color a su casa.
Mientras trabajaba, en sus ratos libres ayudaba a la familia en la tierra. Una persona hecha a si mismo. Con esa constancia, sacrificio, lucha y amor por los tuyos que me has enseñado saliste adelante.
“Hay pocas palabras que te podrán definir. Tienes un corazón tan grande debajo de esa coraza tan dura, sin duda la mejor persona de mi mundo. Gracias por todo, por ayudarme a cumplir sueños y formar parte de ellos. Siempre soñaste con lo mejor para nosotros, por eso no has parado de luchar”.
Pequeño homenaje y agradecimiento a mi madre y mi padre.
Gracias a ustedes hoy somos Kalma.
Jose Brito Guadalupe
Director Kalma Fisioterapia
Col.1463